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Los eternos dos lados de la hoja

Writer: beningazzasolbeningazzasol

Análisis de la ciudad de Córdoba y su futuro - propuesta imaginativa distópica

(Planimetría de Córdoba base de Florencia di Natale ig: @flordi________)


Desde el principio de los tiempos de la humanidad, ha existido el contraste social y económico y por lo tanto la fragmentación de la sociedad según estos dos factores.


La ciudad de Córdoba no queda exenta de esta problemática global, al contrario, esta se visualiza y se materializa muy pronunciadamente.


El fenómeno de fragmentación se evidencia en el trazado urbano de la ciudad, con un centro densificado y con deseo de altura, víctima de la presión inmobiliaria y el mercado; con la aislación voluntaria de las personas de clase alta en la jerarquía social-económica, en countries o barrios cerrados buscando una forma de vida hegemónica; y con la aislación involuntaria en barrios-ciudades, consecuencia de la erradicación y desplazamiento obligatorio (y diría bajo coacción) de gente de los últimos eslabones de esta jerarquía, del centro hacia las periferias; claramente víctima nuevamente de la presión arriba mencionada, de la necesidad de mostrar una imagen, mantener un status, y de este estilo de competencia capitalista para aparecer en el mapa global.


Lo que parece una ironía es una realidad, porque ambos aislamientos tienden a ubicarse en las periferias, uno al lado del otro, compartiendo límites físicos, marcando aún más este contraste de manera inmediata.


Además, los habitantes de los barrios ciudades, suelen ser los que trabajan para los habitantes de estos countries o barrios cerrados. Y tanto los aislados voluntarios como involuntarios, siguen dependiendo a pesar de su desvinculación con el mismo, del centro de la ciudad al que llamaremos ciudad-mercado.

Este problema a pesar de ser visible, estudiado y de que existan personas con la intención de solucionarlo, raramente se revertirá, y si lo hace, cambiará su forma de materializarse, pero tarde o temprano encontrará otra forma de existir. Así que sí, como Italo Calvino en el capítulo de las ¨Las ciudades y los Ojos¨ de ¨Ciudades Invisibles¨, tomo personalmente postura de aceptación ante estos ¨dos lados de la hoja¨ que forman a la ciudad.


Pero esto me hace pensar en ese futuro no tan lejano…

Primero, si las personas ya fueron corridas una vez, ¿por qué no podrían ser corridas nuevamente para seguir expandiendo este centro de la ciudad-mercado?

Sus residencias entonces deberán permitir una vida ¨nómade¨, donde cuando llegue ese momento de éxodo obligatorio otra vez (y así interminablemente), la mudanza implique menos tiempo y más facilidad.


Segundo, cabe aclarar que hoy pareciese que pesa más lo ecológico y la sostenibilidad que estas fragmentaciones sociales, por lo que estas residencias se adaptarán (o parecerán hacerlo por lo menos) a los requisitos de sustentabilidad que en nada ayudan al problema principal aquí tratado.


Por último, con este virus, el colapso de la economía, la devaluación de la moneda y lo difícil que es ser de clase media (sumado un crecimiento demográfico por pandemia, como suelen ser las explosiones demográficas pos-guerra), habrá un aumento inevitable y desmedido de personas en esta clase social y económica, por lo que se necesitará la capacidad y posibilidad de agregar espacios habitables rápidamente sin que el estado y los entes reguladores dediquen mucho tiempo y recursos.


Estamos hablando específicamente de módulos habitables de 3m x 3m cuya fabricación (rápida) será estandarizada y en serie. Se obtendrán gran cantidad de módulos en poco tiempo y con poca inversión (el sueño capitalista, ¿no?); lo que responde al tercer punto hablado.


Los mismos por su tamaño y materialidad (acero inoxidable y vidrio) permitirán su traslado por las calles en transportes de 3m x 12m x 6m (algo así como las medidas de un colectivo) acarreando entonces a 8 de ellos por viaje. Lo que responde al carácter nómade requerido. Habrá claramente dos tipos de trayectos: de la fábrica a la periferia donde estén aislados en ese momento, o de una ubicación ya segregada a otra aún más aislada.


Cuando estos lleguen al destino, serán enganchados a su base, un cilindro metálico de 30 metros de altura con un diámetro de 3 metros, que tomará la luz solar para producir energía eléctrica con su cara más alta, y el agua de las redes de alimentación de la ciudad, por debajo de la tierra. Básicamente un árbol, había que pensar en la ecología ¿verdad? Lo que nos lleva entonces a la respuesta del segundo punto tratado.




No nos olvidemos que ambos aislamientos (voluntario e involuntario) seguirán yendo de la mano, entonces siempre habrá un country con sus grandes casas, canchas de golf, la misma gente corriendo por las mismas calles, al lado de uno o más de los ¨árboles residenciales¨ que chusmearán desde las alturas todos los movimientos de este juego de Sims siempre homogéneo que parece el aislamiento vecino.


Ahora que me pongo a pensar, qué situación particular sería que sin querer las alturas de los troncos empezaran a darle sombra a estos barrios, siendo que la luz natural todavía será de las únicas cosas imposibles de comprar.


Claramente el contraste quedará aún más remarcado en los próximos años, lo que nos lleva a pensar que a pesar de que el centro (cada vez más grande) se irá comiendo estas partes de la ciudad y pateándolas para ser un atractor mayor de capitales e inversiones, nunca podrá por más que quiera ocultar o mantener escondida a este otro lado de la hoja. La ironía sigue estando en que para llegar a la ciudad mercado, de una forma u otra siempre habrá que atravesar a los barrios-ciudades llenos de ¨arboles¨.


Lo que parece ser un urbanismo futurista, en realidad ya es la ciudad de mañana.


- Sol Beningazza -

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